sábado, 2 de agosto de 2008

no hubo colectas

No hubo colectas;
Ni en el cloquear de las gallinas de los patios;
Ni en las sombras de los asados, bajo los tilos;
Ni en el latigazo de las crestas (sea de las olas como de lo gallos);
Ni en los vestigios gastronómicos de las comisuras de los labios;
Ni en la panamericana que une Testículos con Huesito Dulce;
Ni en las azoteas de todas las islas de todos los Mediterráneos;
Ni en el regazo ocre de los condimentos tailandeses;
Ni en el humor de los humores de Galeno;
No hubo colectas, decía, para que no me sintiera solo.

Ni en las leguas de las lenguas de los lenguados;
Ni en la espera de la espiral del esperma esparcido;
Ni en el glúten glauco de los glúteos glucosos;
Ni en el pentotal de los pentagramas del pentateuco;
Ni en la arteriosclerosis de las artesanías de Artemisa;
Ni en los Vulcanos de los volcanes de los Balkanes;
Ni en las granadas granaderas de los granados;
Ni en los portes de los portones de los puertos;
No hubo colectas, decía, para que no me sintiera solo.

Ni en los pistones mandibulares de los chicles;
Ni en los espectros fonéticos de los teléfonos;
Ni en el hojaldre de las milhojas de los libros;
Ni en el pastor (de ovejas o del ser) de los leñadores de la Selva Negra;
Ni en el almíbar de los auguri de la Liguria;
Ni en el sepulcro de las banderas de los cabildos;
Ni en el polo norte de las desdichas de los penitentes;
Ni en el locro de los renacuajos de los profilácticos;
No hubo colectas, decía, para que no me sintiera solo.

Ni en Bahía Blanca.
No hubo colectas,
Repito,
Aunque me comiese ochentamil canelones con strudel;
No hubo colectas,
Y ya es tautológico,
Para que no me sintiera solo.

Ni en El Chavo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me hace acordar a Girondo en unas partes

ines