miércoles, 30 de julio de 2008

los martillazos

Entonces,
cuando los techos
y paredes
y carteles del barrio
estaban amarillos y secos,
y la gente adentro de las casas,
como sin sangre
por la falta de movimiento,
por el aire estancado como en un frasco
porque no aleteaban ni las moscas,
llegó
el mecánico,
y sacó de la caja naranja
el martillo
para enderezar las chapas

y el primer golpe
sonó como lo más esperado,
como un rayo en una siesta densa
Y le siguieron otros
iguales de intensos,
firmes
e insistentes

la gente, las paredes,
los techos
se quedaron quietos
dejando que sucedan las cosas,
que el martillo golpeara
y golpeara
emitiedo ondas por el aire

pronto la tierra
empezó a
mostrar grietas,
que fueron ramificándose por
las paredes y vigas

los clavos y tornillos se saltaban
y caían,
se abrían las puertas de los gallineros,
y jaulas de los pajarracos

y los martillazos seguían
rítmicos
y su profundidad y resonancia
hacían creer que se estaba en un pozo

las paredes y techos
comenzaban a caer,
pero no se veía que alguien saliera afuera,
ni se oían gritos ni quejas

sólo se escuchaban los golpes,
y el chillar de los pajarracos,
acompañados de ruidos de caída y rotura

las calles se llenaban de carteles y columnas
que caían
los focos de luz se salían de los postes
y se hacían trizas

de a poco
el barrio fue convirtiéndose
en un rejunte de escombros,
bichos y cables
que parecían tambalearse
de un lado al otro

ya comenzaba a atardecer

los martillazos, firmes

ya todo era una masa
informe y multicolor
Los bichos se habían cansado de gritar,
se escuchaba algún gemido de vez en cuando

de la gente, nada
No se veía ni se sabía nada

el martillo siguió,
mientras anochecía
y todo era como tragado por una nube
de mosquitos

salió la luna
Y supo dar matices
y sombras
al nuevo paisaje

el cielo estaba casi todo
despejado
y era una bóveda negro azulada

todo tenía una resonancia universal
ahora
Parecía que la finalidad
de la invención del mundo
fuera la de ser
una gran cueva rítmica

y así se estuvo
en aquel lugar.
Pasaron las horas

Hasta el alba...

Cuando una gran bandada de pájaros
surcaba el cielo,
no se escuchó un golpe más

y fue así, sin aviso,
ni adornos
Terminó el martilleo

Fue como una muerte.
Una oscuridad absorvedora.
O simplemente nada.

y quedaba
el comienzo de un nuevo día,
una nueva forma,
o quién sabe...

de la gente nunca se supo
Y del mecánico con su martillo, tampoco

las estrellas

en estos andares
de pobrezoide
a veces paro
para preguntar hacia ahí arriba,
a las estrellas,
cosas,
para sacarme las dudas,
o por preguntar nomás
porque son cosas
que ni ellas saben

y aunque a veces
no tengan respuesta,
siempre me iluminan la cara
cuando les voy con mis preguntas.
Sé que ellas siempre me tienen en cuenta

charla con la mañana

hoy
le contaba
a la mañana
que es bueno
que vos ya no estés acá

y la mañana,
bañándome la cara
con un rayo de sol,
me decía:
sí, es verdad

girasol de nubes

girasol de nubes:
qué estupidez
la tuya
Qué estupidez
la mía

tu vanidad
tan desvanecida

mi flaqueza,
mi antojo
y mi llanto
Tan arraigados

sos triste

yo soy impotente

juntos nos vamos a marchitar

te digo adiós,
girasol de nubes

me voy lejos
con el viento

la otra mano

una de mis manos
es prudente.
La otra no.
Una acaricia.
La otra corta

El corazón
me bombea loco
y lastimado
Hinchado de sangre
Tengo que
matarlo
para que no sufra más...

una mano
no se va a animar a hacerlo
Voy a tener que hablar
con la otra