qué tranquilidad deshecha a golpes,
qué insomnio envuelto en cuerpo.
me taladro la cabeza a mordiscones
y se rajan las paredes por el hambre...
amaneció con fuerza.
Así lo dice
la luz que chusmea
a través de la persiana
y sale la gente
con sus camiones
y motos,
a ver qué pasa con la vida
La vida,
que a veces es pijotera
y otras veces te hace regalitos
de sorpresa
y van los bidones de agua
a sus clientes,
los sobres a las puertas
y buzones
Las sierras acuchillan los oídos-
un hombre cuarentón y lindo
acaba de traer una encomienda-
y las impresoras gritan tinta
antes de esto
todos se lavaron,
porque no quieren salir de sus casas
con excremento pegado
en la cara.
Ese excremento maldito
que todavía hay
pegado en las paredes
de los dormitorios
(y las cucarachas
deben comérselo
como un manjar...)
bueno, volviendo
al dia con sus amaneceres,
a la vida y a la gente
yo no sé-
porque estoy adentro,
que es oscuro,
y no hay gente ni nada-,
pero afuera
el sol debe estar brillando en una pelada,
o jugando a hacer sombrita
con los tapiales...
me cago en este insomnio puto
que me agranda los ojos
como si fuera el espanto,
y me confunde más
y más...
ya no se si soy queso fundido
o lagarto al escabeche
o martillo o papel higiénico
sentirá, pensará el papel higiénico?
si es así,
qué terrible, patético,
su destino
me voy a dormir
ya estoy diciendo pavadas...
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